El pasado 12 de septiembre se celebraron las PASO en todo el territorio nacional, y como era de esperarse, los primeros que se equivocaron fueron las consultoras que de un lado y del otro mostraban una derrota nacional para Juntos por el Cambio y una victoria algo ajustada -victoria al fin- del Frente de Todos. Sin embargo, nada de esto sucedió y en todo caso la derrota muestra nuevos fenómenos y preguntas. Está es la única certeza que dejaron las PASO.

Lo primero que podemos afirmar y preguntar es (bajo el apotegma de “el pueblo no se equivoca”)  ¿Qué nos está diciendo nuestro pueblo con su voto? Esta indagación es imprescindible para no suponer cierta superioridad moral que nada tiene que ver con el peronismo. En segundo lugar, es importante señalar la multicausalidad de la derrota para así lograr un “análisis integral”. De esta se desprende la comprensión de una derrota histórica del peronismo (unido, como partido “oficialista”, con gran parte del apoyo institucional) tanto en la esfera territorial como en su vocación de poder y conducción. El análisis de los datos y resultados, además, cobra mayor relevancia si se los compara con otras elecciones: una derrota de la democracia en su dimensión de participación.

De los fenómenos nuevos

Podemos empezar señalando, como primer elemento, la ausencia en la participación política a la hora de ir a votar, sumado a los votos en blanco más los votos nulos, representa en números totales más votos que los que obtuvo la coalición oficialista.

El segundo elemento, que no se puede aplicar al país sino que más bien es un fenómeno del AMBA, es la “buena” elección que hicieron los sectores autodenominados libertarios que, por sobretodo, cooptaron el voto de los jóvenes que en esta elección ingresaron al padrón electoral, y que optaron por un discurso antisistema y antiestado.

De los interrogantes

¿Por qué el pueblo no acompaño a la coalición de Todos? ¿Por qué obtuvieron más apoyo aquellos candidatos que ofrecen reforma laboral y vienen de endeudarnos de modo criminal? Retomando la pregunta que se hacía el sociólogo Ricardo Sidicaro para los años 90 ¿Por qué los excluidos votan por sus excluyentes?

Una posible respuesta es que al gobierno de Alberto Fernandez se lo voto no para seguir creando programas sociales -de los cuales no estamos en contra- sino que en todo caso, es otra de las herencias del macrismo, sino para reactivar la economía y generar trabajo y que en líneas generales eso es el peronismo productivista. El latiguillo que  responden las dirigencias: el problema fue la pandemia.Claro que lo fue, pero otra posible respuesta es que las crisis (totales como estás) son oportunidades para cambiar lo que haya que cambiar. Pero hay un discurso que termino por imponerse como práctica de gestión: mantener el statu quo, eso que se caracteriza como el “negocio de la política”, que habilita pequeñas dosis de conflicto social, pero que nada cambia. Los murmullos y silencios de la calle dicen: “la política no sirve para nada”.

¿La unidad del peronismo aseguraba la victoria? Una suerte de garantía sobre la que descansaba la coalición oficialista, (y sin otra expresión clara de peronismo “por fuera” del frente que drenara votos) daba esa tranquilidad para una victoria ajustada. Sin embargo, podemos afirmar que hay más dirigentes de los que uno supone sin base territorial, que no interpelan al pueblo pero que aún peor no son capaces de escuchar lo que el pueblo dice y hace. También se podemos ubicar ciertos dilemas de gestión: los tiempos de la gestión, no son los tiempos de la política. Es la hipótesis de gobierno de transición ¿a qué?

¿Perdió Alberto Fernandez o perdimos todas las partes del frente? Cuando hay derrotas siempre hay algún culpable, o por lo menos eso le pasaba a Cristina cada vez que armaba las listas. Dicho esto, y teniendo en cuenta que las cabezas de las listas las dispuso Alberto Fernández, podemos decir que fue él quien perdió: no solo por una gestión “lenta”, sino que también por la elección de candidatos poco conocidos y sin “arrastre propio”.

Por último y sin dejar de hacer mención ¿perdió Macri o gano Larreta? ¿crece el radicalismo mientras el pro pierde votos?

Lo único que sí sabemos, como una especie de conclusión, es que hay que meterle peronismo: épica, mística y relato de un país posible. Pero por sobre todo parar a los formadores de precios que especulan con los alimentos de los argentinos. En este sentido, discutir la concentración de la riqueza, ya que sin distribución ganan los mismos de siempre. Finalmente hay que decir que no perdimos por otorgar nuevos derechos como la interrupción voluntaria del embarazo o la creación del Ministerio de las mujeres, simplemente, por todo lo que no hicimos y que nuestro pueblo esperaba de nosotros. Dicho esto, la paliza electoral no se la cobro la oposición: el pueblo nos pico el boleto.