Por Eduardo Pelegrino, militante Descamisados

– Todavía no dijeron nada.

– Espera, ya van a decir.

El sentimiento era encontrado en el corazón de aquellos hombres en la casa de Florida que esperaban la proclama radial del alzamiento militar del General Valle contra la dictadura de Aramburu. Si la proclama se transmitía, había que arriesgar todo lo que tenían, que, en ese momento, era su vida. Si no lo transmitían, esa vida no sería valiosa porque no tendrían dignidad gobernados como estaban por una dictadura antipopular, que tan solo un año atrás, había derrocado al presidente Perón.

Pelea de box, eso era lo que escuchaba el resto. Todos amigos, pero no todos sumados al alzamiento. Esa noche estaban reunidos como una más, algunos de ellos sentían en su corazón que se la estaban jugando por la patria y por Perón. Otros solo estaban jugando a las cartas, tomando algún aperitivo y escuchando la pelea de box.

De pronto, la interferencia del receptor interrumpió la voz ronca del relator y la paz que reinaba entre los amigos:

– ¿Qué haces che? ¡Estamos escuchando la pelea!

– Sí, si… disculpa quería probar si se escuchaba mejor

La ansiedad no pudo y uno de los resistentes probó en otros diales si se escuchaba la proclama… la ansiedad que generaba la ausencia de esa proclama era cada vez más acuciante. De pronto, una corrida en el pasillo, la puerta se abrió estrepitosamente: policía, ¡todos contra la pared! El operativo era dirigido por el por el jefe de Policía de la Provincia de Buenos Aires, teniente coronel Desiderio Fernández Suárez

Sin preguntar, sin discriminar, sin siquiera inquirir qué hacían esos amigos en esa casa esa noche, fueron subidos al camión y trasladados a la comisaría de San Martín. Esa noche del 9 de junio, interrogaron a todos los detenidos: Nicolás Carranza, Juan Torres( quien logra escapar), Carlos Lizaso, Francisco Garibotti, Vicente Rodriguez,  Mario Brion, Horacio Di Chiano, Norberto Gavino, Rogelio Diaz y Juan Carlos Livraga que de casualidad se encontraba en la casa escuchando la pelea. Fueron sumados otros dos detenidos en la comisaria: Julio Troexler y Reinaldo Benavidez. Todos ellos fueron fusilados por ser peronistas, o por presuntamente serlo, en los basurales de José León Suarez. Fallecidos fueron: Garibotti, Livraga, Brion, Carranza y Rodriguez. El resto logró escapar, algunos muy mal heridos.

¿Qué enseñanza debe dejarnos este triste recuerdo para nuestra práctica militante? Cuando en el 2015 se avizoraba la derrota electoral algunos y algunas decían, con mucha liviandad “y bueno, seremos resistencia”, me pregunto yo, al día de hoy ¿Qué clase resistencia fuimos? Los compañeros y compañeras de aquella resistencia iniciada con el testimonio de aquellos compañeros en José León Suarez fue una resistencia hasta la muerte, una resistencia sin mezquindades, sin egoísmos, una resistencia con solo dos objetivos: la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación. No era resistencia de “búnkeres” electoralistas, ni resistencia de “me tengo que acomodar en el laburo”.

Hoy los compañeros de José León Suarez nos marcan la senda, nos guían en esta fría noche de ausencia de liderazgos, precarización de ideales, deformismo de la doctrina. La resistencia, iniciada aquella madrugada duró 18 años. Muchos y muchas murieron sin ver volver a Perón, pero se entregaron para que vuelva. El General nos pidió que cambiáramos el sacrificio por el esfuerzo ´´que es también lo natural, que es también lo lógico y es también lo científico´´´, nos dijo. La militancia tiene que esforzarse para que, al margen del color político que gobierne, seamos representados y nuestra dignidad, tenida en cuenta.